El aumento progresivo de la Enfermedad Renal Crónica (ERC) a nivel mundial, junto con el avance de la tecnología, ha llevado a que cada año sean miles las personas que ingresan a diálisis en edad avanzada. Sin embargo, esta terapia sustitutiva renal no sólo tiene una morbimortalidad asociada a su uso, si no que afecta significativamente a la percepción de la calidad de vida de las personas y sus familias. Es por este motivo, que cada vez son más los médicos que se están planteando los cuidados paliativos como una forma de enfrentar la ERC.
Según las cifras conocidas, actualmente la gran mayoría de las personas que ingresan a diálisis tienen sobre 50 años de edad, demostrando una creciente tendencia hacia un mayor ingreso de pacientes geriátricos con enfermedades crónicas y degenerativas.
El presidente de la Sociedad Chilena de Nefrología, doctor Carlos Zúñiga, comentó que los pacientes incorporados a diálisis, viven la paradoja de beneficiarse de los avances extraordinarios de la medicina moderna y, al mismo tiempo, de las limitaciones que trae la utilización de este tratamiento. “Mientras la diálisis ayuda a la sobrevida al sustituir los riñones, la enfermedad que provocó la insuficiencia renal sigue avanzando y afectando a otros órganos del paciente; como es el caso de los pacientes con diabetes, quienes pueden mantenerse por años en diálisis y en ese lapso padecer entre otras de ceguera, amputaciones o complicaciones cardiovasculares”, afirmó el doctor Zúñiga.
CUIDADOS DE SOPORTE O PALIATIVOS
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) los cuidados paliativos son, la atención amplia e interdisciplinaria destinada a mejorar la calidad de vida del paciente que enfrenta una enfermedad con riesgo vital. Esto se realiza a través de la prevención y alivio del sufrimiento, incluyendo el tratamiento oportuno y adecuado del dolor, junto al apoyo social y espiritual del paciente y su entorno.
El modelo de atención que hoy denominamos cuidados paliativos, se inició en Europa a finales de la década de los 60, en pacientes oncológicos en situación terminal. Este modelo se ha extendido a personas con enfermedades invalidantes o con pronóstico de vida limitado, siendo el objetivo principal mejorar su calidad de vida. Lamentablemente en algunos países los pacientes con enfermedades crónicas, tienen limitaciones para ingresar al programa de alivio del dolor y de cuidados paliativos, por ser exclusivo para pacientes oncológicos.
“El modelo actual de atención, centrado en la enfermedad, logra a través de la diálisis mejorar parámetros biométricos y mayor sobrevida, pero no necesariamente mejora la calidad de vida de los pacientes, principalmente porque no aborda, ni integra importantes aspectos psicosociales, éticos y espirituales”, comenta el doctor Zúñiga.
DESAFÍO ÉTICO
Al igual que otros tratamientos médicos, la terapia de sustitución renal, tiene indicaciones y contraindicaciones, por lo cual la decisión de ingresar a diálisis debe ser una elección informada entre el paciente, la familia y su equipo médico.
“Hay que tener presente que los tratamientos sustitutivos renales pueden prolongar la vida, pero no necesariamente su calidad. Por lo cual, las personas ancianas con múltiples comorbilidades o secuelas funcionales importantes, son quienes más suscitan desafíos éticos relacionados con la decisión de ingreso o no a diálisis. Hay estudios que señalan que en pacientes ancianos frágiles se obtuvo el mínimo beneficio de la diálisis y para algunos ni siquiera implicó una mayor sobrevida”, remarcó el doctor.
Por este motivo varias sociedades científicas y organizaciones dedicadas a la nefrología a nivel mundial, están promoviendo la integración de los cuidados paliativos en la formación de futuros profesionales. En el caso de Chile, desde el año 2004 se han realizado tres cursos sobre cuidados paliativos en diálisis, uniéndose a la tendencia que optaron las sociedades científicas de Argentina y Uruguay, quienes crearon comités dedicados a promover la educación, investigación y promoción de los cuidados paliativos.